Blanca Medina es una luchadora profesional española de MMA que vive en Miami y tiene los puños más rápidos de todas las mujeres que compiten en Combate Global, y echar un vistazo a sus redes sociales permite ver la vida de ensueño que cualquier imaginaría para una atleta en estas características.
Esta cara A de la vida, no obstante, es tan solo una parte de un todo que viene precedida de muchos momentos de dudas, miedos y grandes sacrificios, y Medina no solo es muy consciente de ello, sino que lo cuenta expresamente cuando le preguntan cómo ha sido su camino hasta este momento.
«Los luchadores comemos muchos pensamientos intrusivos que tenemos que pelear, esa es la mayor pelea, el resto es disfrutar», explicaba la española en su paso por el podcast de Jaula Magazine.
«Yo estuve durmiendo por meses en un colchón, haciendo sparring tres veces por semana, comiendo lo que podía… Y eso no lo sabe nadie. Luego salimos superguapos en la cámara con las trencitas, pero esto es una locura», añadía.
Una honestidad sobre los esfuerzos que conlleva luchar por un sueño que Medina mantuvo durante toda la charla, y que puedes ver en el siguiente vídeo.
El camino de Blanca Medina para cumplir su sueño
Un ejemplo de los sacrificios que tienen que hacerse para cumplir el sueño de ser profesional del MMA lo ilustra la decisión que Blanca Medina tomó hace un año y medio.
Como ella misma explica, su primera oportunidad para pelear como profesional surgió en Miami, en Combate Global, y a pesar de su preparación, la española no pudo salir de esa velada con una victoria.
«Fue un poco un desastre el inicio de mi carrera profesional y a la vez mi sueño, entonces para mí (perder en el debut en Combate Global) fue un gran fallo porque llevaba mucho tiempo esperando esto y la cagué absolutamente», se sinceraba Medina.
«A la vez tuve un mal desarrollo psicológico, no tuve las amistades correctas, incluso mi pareja… Perdí en todos los aspectos, me perdí a mí misma, a mi familia. Perdí la confianza, el orgullo, el ego, morí como persona», añadía.
«Entonces dije, para querer algo de verdad hay que quererlo de verdad. Sacrifiqué todo y la única luz que me quedaba era para tener un cambio y ahí me fui a Miami, compré un vuelo con el trabajo que tenía, más el entrenamiento… y con 300 euros en la cuenta, literalmente».
Una historia de superación que ahora, ya asentada en Estados Unidos y con otras dos peleas profesionales en su récord, no solo puede contar abiertamente, sino que son tan solo el inicio de una carrera por la que piensa pelear con todas sus fuerzas.