Es fácil imaginar que cuando Israel Adesanya aterrizó por primera vez en Nueva Zelanda con 10 años, una de las primeras frases que aprendiera en maorí fuera Kia Ora.
En su concepción más simple, kia ora significa hola, pero cuando uno entra al detalle de su significado para los nativos neozelandeses, es más fácil entender su espiritualidad.
Te están deseando buena salud, un buen día, que la esencia misma de la vida te acompañe y te cuide en tu camino. Un deseo que ahora, 25 años después de que Izzy llegara a su país de adopción, tiene más sentido que nunca.
Adesanya cayó en Arabia Saudí después de encajar un directo de Nassourdine Imavov que le mandó tambaleando hacia el agujero negro entre la lona y la pared de la jaula, lugar en el que acaban muchos luchadores que buscan recuperar el sentido para seguir aferrados a su consciencia.
Allí, el francés conectó una izquierda cargada de malas intenciones y continuó golpeando al excampeón del peso medio hasta que Marc Goddard decidió que ya había visto suficiente.
Una derrota que marcaba el tercer tropiezo seguido de Adesanya después de que Strickland le desarma en Sydney y de que Du Plessis le sometiera en Perth, y que invitan a concluir que el tiempo de disputar batallas por el oro ya ha quedado atrás para el nigeriano.
Porque el hombre que cautivó al mundo de las MMA con su explosión en 2018 ha pasado de parecer intocable a caer como un simple humano, y con 35 años puede seguir librando grandes batallas, pero difícilmente podrá hacerlo dentro del top 5.
Por eso, porque las leyendas no mezclan bien con los asuntos terrenales, no queda otra que saludar a uno de los mejores en el peso medio y desearle la mejor de las suertes. Gracias por tanto, y que la salud te acompañe en tu vida.