Pocas horas antes de su pelea, Hecher Sosa paseaba tranquilo por la pista del Palacio Vistalegre mientras veía los combates preliminares y saludaba a aficionados, prensa y amigos.
El Guerrero Guanche era la atracción principal de un WOW 14 que volvió a convertir lo extraordinario en hábito, pero Sosa, más allá de denotar cualquier nerviosismo, aparentaba estar en el salón de su casa porque, de alguna manera, lo estaba.
No es que WOW 14 fuera su campo de juego habitual por ser el primer evento de la compañía que se retransmitía en UFC Fight Pass, lugar donde el canario tiene sobre experiencia.
Más bien es que Sosa llegaba al Palacio Vistalegre después de conquistar Escandinavia y catapultarse al estrellato dentro del MMA patrio, y que él ha cogido ese rol con tanta naturalidad como compromiso. Pelear frente a un público español volcado con su actuación, por tanto, era un paso tan lógico que en ningún momento pareció generarle dudas.
Porque muchos dudaron de que su decisión fuera inteligente mientras se mantenía a la espera de una llamada de la UFC, pero él siempre lo tuvo claro: Pelear en WOW era una oportunidad para brillar y darse el baño de masas que merecía, y así lo hizo.
Hecher Sosa: la emoción del guerrero que recoge su siembra
Desde el minuto 1, Hecher Sosa dejó clara su singularidad saliendo al octágono con una actuación musical de primer nivel en directo.
Minutos después, en el ring, el canario hizo gala del estilo eléctrico que le caracteriza y que él defiende a capa y espada, definiéndose como el luchador español que más espectáculo da en directo.
Incluso una guillotina de varios minutos que hicieron aguantar la respiración a muchos, no pudo interponerse en su camino. Salió de ahí, volvió a su trabajo en el segundo round y terminó por ser él quien asegurase una sumisión frente a Dayvison Silva.
El guanche celebró su victoria con alegría y, finalmente, dio paso a la emoción junto a los suyos. Al fin y al cabo, él mismo lo dijo cuando consiguió el cinturón de FCR y lo replicó en su canción de entrada. Es un hombre proveniente de una isla muy pequeña que no ha parado de trabajar para estar en lo más alto, y esto emociona a cualquiera.
Ahora, su siguiente paso lógico solo conduce a la UFC. Mientras tanto, su vida no apunta a un cambio drástico. Seguirá peleando y entrenando cada día y debiéndose a su gente.
Prueba de ello es que, nada más salir de la enfermería para hacerse los chequeos habituales, con su cinturón marrón recién conseguido, se abrazó a cada aficionado que pasaba por allí para darle la enhorabuena.
Hecher Sosa es un hombre del pueblo, y el pueblo le devolvió el cariño en Vistalegre.